El terremoto del 27 de febrero que azotó ocho regiones de Chile, dejó al descubierto las enormes grietas sociales e institucionales que tiene nuestro país. Desde hace veinte años, el gobierno de la Concertación ha difundido en el exterior una imagen de país exitoso que emerge del subdesarrollo, que se incorporó al club "selecto" de los países más ricos... El terremoto puso dramáticamente las cosas en su lugar. La población de las zonas afectadas por la tragedia no tiene reservas de comida porque no tiene dinero, no tiene dinero ahorrado porque sus salarios son miserables, no tiene una cultura solidaria porque fue reemplazada por la cultura del individualismo más perverso difundido por la misma televisión que publicita el consumo y por el gobierno que reduce el "éxito" individual a la capacidad económica.seguir leyendo en Rebelión
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