Me propongo sostener tres premisas:
1°) Salvador Allende encarnó mejor que nadie desde mediados de la década de 1930 y hasta su muerte en 1973 la continuidad histórica y la línea central de desarrollo del movimiento popular.
2°) Salvador Allende encarnó la dialéctica no resuelta de reforma o revolución.
3°) En la historia del movimiento popular el golpe de Estado de 1973 representa un quiebre total, un “puente roto” que no se ha vuelto a reparar.
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