Hoy es necesario recuperar a Allende, ya no sólo desde La Moneda sitiada en esa prueba de dignidad y visión política. Sino, ahora hacerlo desde esa sempiterna búsqueda de ser capaz de “leer” ese Chile profundo, definiendo las tareas posibles, las alianzas necesarias y las estrategias más pertinentes. Porque sin pretender una inexistente infalibilidad allendista, hoy podemos rescatar ese método de sintonía entre el dirigente político y su pueblo.

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