
Esa persistente política represiva no tiene casi parangón en cuanto a su amplitud y duración. Conoció niveles extremos con la dictadura militar (1973–1989) que golpeó también a los mapuches. La violencia represiva no discriminó entre militantes y los que no lo eran. Luego, la violencia pos dictatorial criminaliza la reivindicación de tierras ancestrales. Estas prácticas del poder político contradicen el funcionamiento democrático de una sociedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario