La convocatoria a esta marcha no tuvo resonancia en el movimiento estudiantil y social más amplio. Entre las excepciones estaba una joven mamá que llevaba a su niño en la mochila con un cartel en la espalda: “por mi futuro, educación de calidad”. Unos pocos lienzos conectaban la manifestación con el clima de lucha que ha abierto en días previos las grandes alamedas, y en esas otras marchas un festivo Allende era representado por un humorista en medio del derroche de creatividad y valentía juvenil. Este divorcio aparente entre una vertiente política tradicional y la lucha social no es nuevo, sin embargo constituye un llamado a la reflexión sobre la impronta de las movilizaciones y el nuevo carácter del movimiento social estudiantil, más allá del liderazgo de algunos de sus destacados dirigentes.

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