Los tres realizaron mágicas buenas acciones. En el caso de Pinochet, se hizo mundialmente famoso por el Milagro de Chile, el experimento terriblemente exitoso con el mercado libre, las privatizaciones, la desregularización y la expansión económica sin sindicatos, las semillas de cuyo laissez-faire se extienden desde Valparaíso a Virginia.
Pero la calabaza de Cenicienta no se convirtió en realidad en una carroza. El Milagro de Chile, asimismo, fue sólo otro cuento de hadas. La afirmación de que el general Pinochet consiguió un centro neurálgico económico fue una de esas invenciones cuya verdad se basa por completo en su repetición.
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